Que complicado es ponerse delante de un folio en blanco e intentar describir un día en el que tu siempre has soñado, no solo porque se haya cumplido o lo hayas logrado, si no porque son muchos días hasta pasar esa meta.
Muchos deportistas cuando ganan un gran evento dicen que no valoran lo que han logrado hasta el día siguiente y puede ser verdad, porque hoy lunes, después dormir y despertar me he dicho “Lo conseguí”. Hoy si, todos esos días corriendo, todos esos días dejando a Noe con el niño, saliendo con aire, con cansancio, sin casi comer, con agobio de tener que estar pronto en casa, con dolor de casi todo… todo eso cobra un sentido el día después de pasar la meta.
Yo no soy un deportista de elite, no he ganado nunca nada, no pasaré como una leyenda, pero el día 15 de marzo gané, como muchos de los que estábamos allí, gane. A muchos se lo dije, “yo voy allí a ganar”, “me he hecho etíope el domingo gano”… y así hasta el día de hoy. Porque soy un ganador del grupo de los lentos, porque no consiste en llegar en 4 horas, 5 horas ó 6, consiste en que hagas el tiempo que hagas, consigas lo que llevas soñando desde siempre y te conviertas en el ganador.
En mi caso concreto encima tengo suerte, porque tengo a un grupo de personas que me arropan y me hacen tener más ilusión que en el día de Reyes, Rayito, Rodri e Isra eran la piedra angular del proyecto, correr los 4 la maratón, dado que Ka iba a estar más complicado que la corriese, era el reto que estaba encima de la mesa. Mi último sueño deportivo y encima con mis amigos de toda la vida, poco más iba a necesitar para entrenar, todo esto en las manos de Fernandito que me ha moldeado como el mejor orfebre, hacía que la combinación fuera perfecta. Luego en la vida tienes suerte y te ponen en medio gente como Ivan, como Rayco, como Ago, como Luis, como Sergio, como Paco, que hacen que haya muchos días que no entrenes solo y tengas un plus más de confianza, sobre todo a Ivan que sin él no sé como hubiera afrontado las tiradas largas.
Los entrenos hasta aquí han sido muchos y muy variados, aunque nunca vas a correr los 42 y esto siempre te genera la duda de cómo va a responder este cuerpo de Keniata, porque el miedo a la decepción es grande y evidentemente no lo deseas, pero todos los ingredientes puestos en manos de un buen cocinero como Fer tienen sus frutos.
Con todo esto y con más de 700km en las piernas, llegaba el fin de semana clave. Tenía por delante de mí una organización increíble dispuesta a hacerme fácil el día y en que mi única preocupación fuera correr. Los minutos antes de la maratón no fueron especialmente nerviosos, pero realmente todo era muy emotivo, suponiendo que las veces que he entrenado, ya he llorado alguna vez imaginándome la meta, imaginándome los pasos de los km y los ánimos de los mios, suponía que el estar en esa salida ya fuera un muy emocionante. No consistía en rápido, consistía en terminar… por lo tanto fuera miedos y hacer lo que había entrenado. La puesta de largo iba a llegar en una emotiva cuenta atrás, los aplausos de todos y el choque de manos con gente que no volveré a ver, pero esto ya estaba en marcha… paso por debajo del arco de meta, mirada al cielo, poner en marcha el Garmin, el ipod y a funcionar.
Los primeros km son de tanteo, sabes que tienes que hacer dos cosas simples, respirar y correr, lo importante fue conseguir un ritmo, un hueco y correr. Todo la maquinaría iba bien engrasada, no me dolía nada y así hasta el km 10 que marque un 47´56”, que suponía ir más lento que en los entrenos, pero eso daba igual, no me dolía nada y eso era una buena noticia que ya había pasado un check point y así hasta el 11 que vi a Rayo, Tati, Noe y los peques, no se puede explicar la alegría, no se puede describir bien que sientes en ese momento, ver a unos 200m a Noe saltar en mitad de la calle a grito de “PAPI”, a Rayo agachado sacando fotos y luego levantarse para chocar la mano y a Tati de pie esperando a verme de lejos, lo único que puedes hacer en es momento es emocionarte, dar sentido a todo, que los pelos se te pongan de punta y seguir para verles la sonrisa más adelante, por este reto no tiene más sentido que ese, ver disfrutar a los tuyos cuando tu consigues tu reto.
Y entre pensar, comer y beber, llega el kilometro 15, otro punto de referencia, dado que el circuito que hago habitualmente tiene esa distancia, me sé las sensaciones por el paso de km perfectamente y eran sensacionales fantásticas, 1h11´ ritmo un poco más bajo que entrenos, eso significaba que todo iba bien, por esas tenía que seguir y seguir hasta llegar al siguiente punto donde estaban Nuri y Rodri esperando y unos 300m más estaban Villar e Isra, todo esto suponía que el pequeño puzzle ya tenía todas sus piezas y solo quedaban por juntarse, de verdad que los ánimos del exterior cuando se dan, parecen que son forzados, pero para el que los recibe es mil veces mejor que una barrita energética, primero porque antes de llegar solo piensas en que van a estar, cuando pasas es el éxtasis y cuando te vas, llevas superpoderes, así que saber que subiendo la calle y bajando los iba a ver de nuevo, tenía un plus de emotividad, además sabía que ya les iba a dar tiempo a Noe, Rayito y Tati para venir en metro, así que a correr, en la media marque 1h39´, esto suponía ir más rápido que lo entrenado y mucho más rápido que el primer 10.000m por lo que no volví a calcular más tiempos y demás hasta llegar a meta y solo pensar en lo que daba el cuerpo, iba bien podía respirar con soltura, iba a ver a los míos, no me dolía nada , que más podía pedir. Realmente nada, solo seguir, pasaban los km, 24, 25, 26 y así hasta llegar al km 30, porque hasta aquí tenía pensamiento positivo de sumar km y desde hay empezaba el pensamiento negativo de restar km, este era mi último punto de inflexión, nunca he corrido más de 30km, no sabía que iba a pasar, no iba mal, pero tenía miedo a decidir andar o pararme, a que mi cuerpo de Keniata dijera hasta aquí, a que me llevase el hombre del saco, tenía miedo a todo y a nada porque iba genial, ¿porque tenía que tener miedo a algo que no iba a pasar?, pues bien, lo tenía y eso puede ser sinónimo que aparezca el temido muro, pero sigo diciendo que si has entrenado, has bebido, has comido, hay que tener fe en lo que te han dicho y así iba consiguiendo sumar km, por el 28 estaban todos estos esperando, simplemente fue una fiesta pasar por allí, supongo que me habrían visto subir por la otra acera y cuando gire y les vi allí, eran mejor que cualquier batucada del recorrido, así se hace fácil lo difícil, además me dio tiempo a ver la cara de alegría de todos, la emoción que te crea es impresionante, en ese momento no quieres más que sean felices y seguir…
Ya pase el km 32 y llegas a la playa, aquí la vida ya no se divide en km, ya tu meta no es sumar km,es tener pequeños objetivos y tener minimetas, llegar a la siguiente palmera, pasar por donde tuercen a la derecha, pasar el banco donde hay gente sentada, pequeñas metas que hacen que te acerques a restar otro km, pero todo se simplifica, hay que lograr el paso siguiente y sabes que cada 5km tienes el premio q puedes beber agua y comer.
Asi que, a seguir y encima se que subiendo esa calle del arco del Triunfo, en el km 36 van a estar Isra, Rodri y Rayito para hacer la ultima parte conmigo, solo pensar en ese momento, solo saber que estarán allí me hace llorar, no necesito más, no sé si tendré fuerzas, pero tengo a los quiero y eso significa que seré más fácil, así subí la cuesta del arco del triunfo y cuando pase por debajo solo pensé, llego fijo, sé que voy a hacer mi sueño, esto ya no se escapa… pasé por debajo, con muchísima gente aplaudiendo y al torcer a la derecha, un grito en el oído y joder que alegría, me veo a Rodri, miro detrás y esta Isra y un poco más a la derecha Rayo, todos gritando, todos empujando con sus animos y todos queriendo que sea Feliz, todo porque nos queremos y porque ese día era para eso, correr juntos suponía mucho, aunque la razón real era que cada uno corriera solo, pero fatalidades de lesiones y alegría de embarazos hacen que solo corriera yo en nombre de todos y que todos fueramos juntos hasta el final, era muchísima la emoción, abrace a Rodri, a Isra y a Rayito, fuimos hablando, iba bien asi que les iba comentado un poco todo y sabía que si había disfrutado hasta allí, ahora me tocaba compartir el sueño con ellos, que brutal es la emoción que se siente, ya llevas 37km encima, te queda un 5.000 y tienes a los tuyos corriendo al lado, no creo que pudiera pedir más….
Aunque todo no iba a ser maravilloso, por el km 40 estaba el tio del mazo, el de la corchera, el del crono, el tío Paco con las rebajas, el del gas, el de Hacienda, estaban todos juntos y sin avisar zas y arrias… “pero que cojones ha pasado” no se porque tus piernas dicen, hasta aquí y eso no te enteras hasta que ves que por más que intentas correr, tus piernas no quieren. Lo único que hice fue saltar las piernas de Isra por detrás y ponerme en la línea azul, mirar al fondo para ver donde está la siguiente curva, agachar la cabeza y correr, solo correr, no había que hacer nada más, no había que pensar, no había que dar conversación, solo correr… ellos iban gritando a los otros corredores, disfrutando del ambiente, saludando, pero en esas iba jodidillo, no jodido, pero ya el elemento fundamental que eran las piernas estaban diciendo algo…. Y para colmo de los bienes, llega Lucas (amigo nadador de Tenerife) y me empieza a grabar con el móvil, no se porque lo puso allí la organización, pero esos 300m que estaba por lo menos no pensaba lo que me quedaba ni a donde me dirigía, me hizo más feliz todavía, así que hasta el fondo ya no tenía que seguir la línea, ya solo llegar, solo restar metros y conseguir el sueño, que ilusión más grande, el conde-ka se despide para dejarme entrar solo y allí me quedo esperando ver entre las miles de personas animando a Noe y a Lucas, en pasar ese momento que tantas veces había soñado despierto y que iba a hacerse realidad y efectivamente allí estaba ella, con las demás chicas y Lucas, me dejo al peque para pasar la meta, salí corriendo con él para hacer eso, mi sueño y no podré nunca con palabras describir ese momento, ya no podía correr, los últimos 300m los hice andando, entre el peso de Lucas, los lloros y la emoción, no estaba el cuerpo para correr, solo para disfrutar de un sueño, de cerrar el circulo y de disfrutar de mi victoria. Gane, sencillamente había ganado, el tiempo daba igual, era el ganador, me salí hacia el lado izquierdo de la meta, me senté en la valla, me puse a Lucas en las piernas y con la cabeza mirando al cielo solo podía llorar y llorar, lo conseguí. Lucas se apoyo en el pecho como dándome un abrazo y allí estábamos los dos, tranquilos en esa marabunta de gente entrando y gritando, en nuestro espacio de tranquilidad, nos quedamos más de 5´sin que nada, ni nadie nos quitase la victoria y nos dejara disfrutar de ese momento que a todo el mundo que quiero, le he dicho que lo viva, que se puede hacer.
Solo puedo añadir, que detrás de un tio con suerte como yo, tiene que haber una gran mujer como Noe, sin esto, nada de lo que ha pasado sería posible.
Gracias a todos por todo y besos a las niñas.
Y viva el Betis